En la última década se ha producido un hecho significativo en el campo español, las grandes explotaciones agrícolas han aumentado un 6% y las más pequeñas han disminuido un 25%, algo que merece ser analizado con detalle.
En España, la superficie dedicada a uso agrícola ronda los 24 millones de hectáreas, donde hay cultivos muy distintos: viñedos, olivares, frutales, pastos… Dicha superficie apenas ha variado un 1% en los últimos 10 años, pero sí ha cambiado el número de explotaciones, puesto que hay casi un 8% menos que en 2009.
La producción agrícola está cada vez más concentrada
Según el último Censo Agrario (2020), publicado por el INE, se puede extraer la siguiente conclusión: la producción agrícola está cada vez más concentrada. Así lo revela una operación estadística que no se realizaba desde hace 10 años y cuya primera publicación fue en 1999. Por aquel entonces, el 54% de la tierra agrícola estaba en explotaciones de más de 100 hectáreas, una proporción que llegó hasta el 55% diez años más tarde. En 2020, los grandes cultivos ya suponían el 58% de toda nuestra superficie agraria. En otras palabras, las explotaciones de menor tamaño han ido perdiendo terreno mientras que las grandes lo han ido ganando.
El portavoz de UPA, Diego Juste, opina que la causa principal de esta tendencia es la crisis de rentabilidad. Esto, concretamente, hace que los agricultores y ganaderos de la mayoría de los sectores tengan costes altos e ingresos muy bajos, lo que implica disponer de explotaciones más grandes para que sean rentables y así poder competir en el mercado. Esta misma opinión la comparte el director técnico de COAG, José Luis Miguel.
Es evidente que las explotaciones de mayor tamaño han aumentado, además, son las únicas que lo han hecho. El número de estas explotaciones creció casi un 9% en la última década. En 2009 había algo más de 50.000; en 2020, más de 55.000. Por contra, las más pequeñas disminuyeron un 32%. Son diferencias sustanciales que también se aprecian en el espacio que ocupan las explotaciones. La Superficie Agrícola Utilizada (SAU) que abarcan las más grandes creció un 5,6%; en el caso de las más pequeñas se redujo hasta un 26%. Además, para Diego Juste, esta tendencia se ve condicionada por el relevo generacional.
La concentración de más tierras en menos manos supone un problema
La concentración de tierras se da en la mayoría de las comarcas, pero de forma distinta en cada parte de nuestra geografía. La diferencia es clara entre las zonas de interior y las de costa. Los grandes latifundios son más escasos en Levante y la cornisa Cantábrica, mientras que las explotaciones de más de 100 hectáreas son más numerosas en el interior. Esto se debe a la distinta rentabilidad que obtienen las explotaciones de secano del interior y las de regadío de costa.
Desde las organizaciones agrarias se avisa sobre las consecuencias de esta concentración de la alimentación en pocas manos. Es significativo el caso de la uva de mesa en Murcia, un cultivo del que vivían muchas familias, pero se ha ido concentrando de tal forma que son 3 empresas las que dominan este mercado.
La concentración de la tierra es una tendencia que se repite en la mayor parte del territorio español. Un dato, en 2020, el 60% de las comarcas agrarias tenía más superficie en explotaciones de más de 100 hectáreas que diez años antes. Además, llueve sobre mojado, ya que el aumento de la concentración se da en las zonas donde la producción agrícola ya estaba en pocas manos: Extremadura, Aragón, Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León. Por cierto, otro factor que han desencadenado esta concentración es el agua.
Una posible solución pasa por modernizar y tecnificar el sector
En UPA se aboga por una modernización y tecnificación del sector, siempre que sea compatible con las explotaciones familiares. Según su portavoz, Diego Juste, un modelo basado en pequeñas explotaciones agrarias con varios propietarios de la tierra es un modelo que se adapta mejor a las crisis y aguanta porque no se deslocaliza.
El último Censo Agrario refleja las diferencias entre los modelos de concentración de cada cultivo en España. Por ejemplo, la superficie agrícola que tienen los grandes productores con más de 100 hectáreas se multiplica en los pastos permanentes, los campos de girasol, las principales legumbres y los cereales. En cambio, la tierra está más repartida en cultivos como el viñedo, los cítricos y los frutos tropicales.
Por este orden, los cultivos más expansivos son los pastos permanentes, el girasol para aceite, las plantas aromáticas y medicinales, la colza para aceite, los garbanzos, las judías y lentejas, los guisantes y los cereales (triticale, avena, centeno). Los cultivos menos expansivos son el tabaco, los invernaderos, los perales, las frutales de clima tropical y los viveros.
Con respecto a la titularidad de las tierras, el 6% de las explotaciones agrícolas españolas está a nombre de personas jurídicas, sobre todo, sociedades mercantiles. No obstante, estas suponen casi una cuarta parte de la superficie cultivable, dado que la mayoría de su tierra está en explotaciones de más de 100 hectáreas. Por el contrario, las personas físicas, que son los titulares de más del 90% de las explotaciones, tienen tres cuartas partes de la tierra.